viernes, 6 de noviembre de 2009

Marco Teórico

Para nuestro trabajo de investigación nos basaremos en la teoría del sociólogo francés Pierre Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 – París, 23 de enero de 2002). De su basta obra, haremos hincapié en conceptos claves tales como: Luchas por el poder, luchas simbólicas, capital cultural, campo cultural, poder simbólico, posiciones relativas, habitus.
Intentaremos a lo largo de todo el trabajo realizar una articulación entre las distintas prácticas que llevaron a cabo los diferentes actores italianos y la perspectiva del mencionado autor. Así es que tendremos en cuenta hechos tales como la creación de la primera escuela italiana en Bahía Blanca, criterios que se tenían en cuenta a la hora de organizar las diferentes asociaciones, hechos que dificultaban su funcionamiento.
Como lo mencionamos anteriormente, la teoría de Bourdieu está constituida por un conjunto de conceptos relacionados entre sí y son difíciles de explicar si no se los relaciona.
Bourdieu establece que la sociedad está conformada por diferentes campos culturales, es decir, que es una acumulación de espacios relativamente autónomos entre si. Estos espacios se crean en torno a la valoración de hechos sociales determinados, es decir que se diferencian entre si por el interés y actividades comunes entre los miembros que lo componen.
Cuando se habla de campo podemos referirnos tanto a la política y a la ciencia como al arte y al deporte. Cada espacio tiene sus normas y funcionamientos exclusivos y autónomos, y están compuestos por diferentes agentes, es decir participantes.
Dentro de cada campo, sus agentes tienen posiciones relativas, es decir que no todos tienen la misma importancia, influencia sobre los otros o poder. Los diferentes miembros, disponiendo de un determinado capital, se disputan las posiciones relevantes dentro del campo, es decir que compiten tanto por los recursos materiales como simbólicos del campo, para así tener una relación dominante sobre los otros. A esto Bourdieu lo llama luchas simbólicas o luchas por el poder. Es decir que, por ejemplo, dentro del campo político, los miembros van a tratar de llegar a ocupar el mejor cargo posible, o un artista o científico buscará ser el más reconocido.
Podemos diferenciar tres tipos de capital existente: el capital económico, el capital social, referido a las relaciones interpersonales entre los miembros, y el capital simbólico, que es la legitimación por parte de alguna institución.
Bourdieu también introduce el concepto de habitus, que lo definde como un sistema de disposiciones , y construye en torno de él proceso mediante el cual lo social se interioriza en los individuos y logra que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. Si hay una homología entre el orden social y las prácticas de los sujetos no es por la influencia puntual del poder publicitario o los mensajes políticos, sino porque esas acciones se insertan en sistemas de hábitos, constituidos en su mayoría desde la infancia.
El habitus, generado por las estructuras objetivas, genera a su vez las prácticas individuales, es decir que da a la conducta personal esquemas básicos de percepción, pensamiento y acción. Por ser "sistemas de disposiciones durables y transferibles, estructuras predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes" el habitus sistematiza el conjunto de las prácticas de cada persona y cada grupo, garantiza su coherencia con el desarrollo social más que cualquier condicionamiento ejercido por campañas publicitarias o políticas. El habitus "programa" el consumo de los individuos y las clases, aquello que van a sentir como necesario.
La manifestación aparentemente más libre de los sujetos, el gusto, es el modo en que la vida de cada uno se adapta a las posibilidades estilísticas ofrecidas por su condición de clase. Es decir que el gusto es una manera de elegir que no es completamente elegida. A través de la formación de habitus, las condiciones de existencia de cada clase van imponiendo inconscientemente un modo de clasificar y experimentar lo real. Cuando los sujetos seleccionan, en rigor están representando los papeles que les fijó el sistema de clases. Las clases revelan a los sujetos como "clasificadores clasificados por sus clasificaciones".
Al mismo tiempo que organiza la distribución de los bienes materiales y simbólicos, la sociedad organiza en los grupos y los individuos la relación subjetiva con ellos, las aspiraciones, la conciencia de lo que cada uno puede apropiarse.
Sin embargo, las prácticas no son meras ejecuciones del habitus producido por la educación familiar y escolar, por la interiorización de reglas sociales. En las prácticas se actualizan, se vuelven acto, las disposiciones del habitus que han encontrado condiciones propicias para ejercerse. Existe, por tanto, una interacción entre la estructura de las disposiciones y los obstáculos y oportunidades de la situación presente. Si bien el habitus tiende a reproducir las condiciones objetivas que lo engendraron, un nuevo contexto, la apertura de posibilidades históricas diferentes, permite reorganizar las disposiciones adquiridas y producir prácticas transformadoras.

“El habitus no es el destino, como se lo interpreta a veces. Siendo producto de la historia, es un sistema abierto de disposiciones que se confronta permanentemente con experiencias nuevas, y por lo mismo, es afectado también permanentemente por ellas. Es duradero, pero no inmutable”

Otro autor que vamos a utilizar para entender los conflictos entre los italianos y sus descendientes en nuestra ciudad es Roger Chartier, nacido en Francia en 1945.
Para él, el principal objeto de la historia cultural es indicar de qué manera, según los lugares y los tiempos, las realidades se construyen y son captadas. Estas variables se tratan de esquemas intelectuales incorporados en los grupos y en los individuos, los cuales engendran figuras con las cuales el presente toma sentido y es entendido.
Estas representaciones del mundo real se sustentan siempre en los intereses del grupo que las forja. De aquí parte la necesidad de relacionar coherentemente los discursos con la posición de quien los emite. Aquí es donde surge lo que Chartier denomina luchas de representación: se trata de luchas entre las diferentes clases, o campos, para relacionarlo también con Bourdieu. En estas luchas se ponen en conflicto las imágenes que cada uno quiere dar de si mismo, y las imágenes que le son impuestas por sus competidores contra su voluntad.
Las percepciones de lo social no son neutras, es decir que engendran estrategias y prácticas que tienden a imponer una autoridad sobre los otros, a quienes descalifican. Al mismo tiempo tratan de legitimar la dominación deseada y justificar sus elecciones, conductas y dichos.


Bibliografia:
BOURDIEU Pierre, Réponses, París, Seuil, 1992, p. 109.
CHARTIER Roger, La historia cultural redefinida: Prácticas, representaciones, apropiaciones, Revista Punto de Vista Nº 39, 1990.

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